Sunday, May 1, 2016

Vida de cachipolla

Jess! Ya uno de tus cumples se coló una vez entre los resquisicios de este blog. Pero de eso hace 6 años! Puedes creerlo??? Fue cuando caí en cuenta de lo mucho que hace que nos conocemos...
A decir verdad desde hace meses busco una excusa o más bien la disposición, porque inspiración he tenido varias veces, para dedicarle algo de mi desarbolado tiempo a este viejo amigo. Y mientras intentaba encontrar una idea o una reflexión profunda o una pose o una sonrisa o un algo para enviarte he pensado que mi mejor regalo era dedicarte esta entrada matinal en un blog ya marchito pero que pienso rescatar de los escombros del olvido. Pienso. Y ya sabemos que de pensamientos no se vive o al menos no solo de ellos … o era de pan? No lo recuerdo. Será porque ya pasé por donde hoy pasas tú hace casi dos años, pero tranquila que las lagunas mentales son efímeras o al menos tu percepción de ellas, con lo cual todo está bajo control. Igual no bajo tu control, pero eso ya qué más da.
En fin, a lo que íbamos. A rescatar el blog era no? Ah noooo a por tu cumple! Efímeras dije no? Jah! Por cierto no sé por qué ahora me dio por buscar en la página de la RAE la palabra efímera y sorpresa! Además del significado que yo le atribuía, pasajero, de corta duración, también quiere decir y de hecho es su significado etimológico (del griego como tiene que ser): que tiene duración de un solo día. Como tu cumple vamos! Que aquí todo está relacionado Jess, no te desesperes!  Pero bueno lo mejor está en la tercera entrada, donde aparece “f. cachipolla” y claro que me ha llamado la atención por razones obvias hasta para el lector más soñoliento o despistado. O no es obvio? Total que ni corta ni perezosa he clicado claro está. Y he aquí el resultado:


Y vamos que tras leer eso me he quedado más que perpleja petrificada. Porque tú imagínate cómo tiene que ser vivir tu vida en un día. Toda tu vida en un día. Porque ahí no puedes decir "es que hoy no me apetece salir de casa, prefiero quedarme en el sofá viendo pelis y horneando un pastel de nueces y chocolate" o "hoy tuve mucho trabajo y ya iré a hacer yoga otro día" o "me quedan 4 páginas para acabar ese maravilloso libro que tengo en la mesilla de noche, pero ya lo acabaré mañana" o "hace días que no hablo con X pero es que ahora llamarlo.."....no no nada de eso. Que no hay mañana. Que tu abres tus ojitos ahí a orillas del agua y sabes que cuando los cierres esa noche ya no hay después. O tú crees que la cachipolla no sabe que su vida es efímera? Habrá que preguntarle a una... pero no sé qué da más mal rollo si tener sólo 24 horas para vivir tu vida o saberlo. Porque si no lo sabes tú te despiertas  y no tienes esa presión. Lo mismo sales a subir una montaña, o a caminar por la playa, o a hacer 60km en bici, o a visitar una exposición fotográfica, o a desayunar en tu pastelería favorita, o a quedar con ese amigo que hace tiempo no ves...Pero lo mismo no, lo mismo te despiertas y ves que está nublado y piensas "día de pelis en el sofá". Y ahí te pasas todo el día, o sea, toda tu vida entre 4 paredes y tras la séptima peli o incluso antes de que se acabe te duermes en el sofá y ya está. Se acabó tu vida. Qué mal rollo. Bueno, que en el caso de la cachipolla esta tendría igual un pedazo de vista ya más rollo "cinema a la fresca" me lo imagino...pero aún así. Mal rollo.

Pues Jess. Ya no sé ni qué te quería decir cuando me dispuse a dedicarte esta entrada. Entre las lagunas efímeras (que ahora tendré que buscar otra palabra, porque para mí era como dos segundos de laguna pero ahora ya sé que podrían durar un día!) y el shock emocional de pensar en la pobre vida de la cachipolla...que digo yo pobre pero igual ella está feliz con su vida efímera. A saber. Porque no puede ser todo desventajas. Ya de entrada te evitas un montón de burocracia, porque digo yo que no tendrás que sacarte certificado de nacimiento cuando a las pocas horas necesitarás el de defunción. Además no pueden tener oficinas porque quién querría trabajar 8 horas al día en una oficina si sabe que le quedan 16 luego para "vivir"? Eso lo descarto. Te evitas la cola del pan, el tiempo del tren al trabajo, los 5 minutos de contarle a tus compis lo que hiciste el fin de semana que para qué sociabilizar si al final lidiar con la soledad 24 horas no es tan trágico... si sabes que ya no vas a tener 24 horas más de soledad claro. Si no la cosa cambia...En fin, no sé. Es complicado el tema. Me sigue dando mal rollo, la verdad. Pero prefiero pensar que las cachipollas viven una vida a tope comprimida en 24 horas. Y quiero pensar que en esas 24 horas ríen, lloran, tropiezan, se levantan, confiesan, callan, se enamoran, se desenamoran, se equivocan, aprenden, cantan, bailan, se aburren, ven el amanecer, ven la puesta de sol, leen, gritan, besan, abrazan, suben a una montaña, ven el mar, perdonan, aman, al menos una vez...

Como diría nuestro querido Neruda:

¡Vive hoy! - ¡Haz hoy!
¡Arriesga hoy!
¡No te dejes morir lentamente!
¡No te olvides de ser feliz!

Mira a tu alrededor y descubre en cada uno de esos rostros por qué ha valido la pena llegar hasta aquí a pesar y gracias a todo.

Te deseo una vida de cachipolla por muchos y muchos años más!!!


PD: Así como los locos, si tú fueras una cachipolla qué libro te leerías en tu día de vida? No tienes que elegir uno que sepas que tendrás tiempo a acabar en 24 horas... eso da igual...qué libro sería? 

Saturday, May 3, 2014

El tiempo se va volando...

Primeras impresiones

3 de mayo (2013). Mi vuelo sale a las 10:15 AM. Las maletas ya están facturadas y ya he pasado el control de seguridad. Lo peor ya está hecho: despedirme de mis padres. Ya no hay vuelta atrás. Sólo queda esperar al embarque.

A bordo intento distraerme leyendo Das Idealpaar, lectura obligatoria de la clase de alemán en la EOI, que no, aún no he acabado de leer. A mi lado va un señor que se ha pillado en la puerta unos 5 o 6 diarios austríacos, y sí, parece que conseguirá leerlos todos en el vuelo, lleva buen ritmo. Se sorprende de verme leyendo en alemán, porque tengo toda la pinta de ser "sólo una turista". Comenzamos a hablar, en una mezcla graciosa de alemán y catalán, y me cuenta que ha vivido 25 años en Barcelona y que ahora está de vuelta en Viena "por la crisis". Ni a 10 000 metros de altura te escapas de ella...

Llego a Viena en un día soleado. Me dirijo a la Wien Westbahnhof. Logro comunicarme con el señor de Información sobre qué trenes puedo coger para dirigirme a Gmunden. Lucho con la máquina expendedora de tickets. Es un horror. Me ofrecen ayuda y ahora es la tarjeta la que no funciona. Arggg. Por suerte llevo efectivo y logro comprar el dichoso ticket. Ahora a esperar el tren. Como algo y me pongo a observar "lo que se cuece" en la estación. Voy al lavabo arrastrando las dos maletas y con la mochila en la espalda. ¡Sorpresa! Los lavabos están en la segunda planta y no hay ascensor. Con la maleta grande es imposible lograrlo, mis fuerzas merman por lo que poco que he logrado dormir y después de tantas horas dando tumbos. Veo que hay un baño para minusválidos y está desocupado. No veo el problema en usarlo un segundo y así evitarme el palizón de cargar con las maletas escalera arriba y escalera abajo. Eso, o ser confundida con una terrorista por dejar tiradas las maletas en medio del pasillo 5 minutos -era una opción-. Salgo ¡lo juro¡ en menos de 1 minuto del lavabo, y me encuentro una chica en silla de ruedas furiosa, más que furiosa histérica por ver que estaba usando el lavabo sin ninguna minusvalía. La verdad es que me sentí un poco mal, pero vamos, tampoco le veía el problema, no estuve ocupándolo más de 1 minuto y a ver, quién no ha usado nunca un baño de minusválidos cuando hay mucha cola en los otros??? Que levante la mano quien no ha tirado una piedra! En fin, que su reacción me pareció desproporcionada y realmente fue el primer hecho donde pude constatar que en este país las reglas se cumplen, sin más. Pues nada, ¡no entro más a lavabos para minusválidos! ¡Palabra!

Cojo el tren y para mi sorpresa hay como cabinitas con puerta, con capacidad para 6 personas, además de los típicos vagones con asientos tipo autobús y con laterales. Me pillo una de las cabinitas y cojo ventanilla. No me quiero perder detalle del paisaje. En la mesita hay un folleto con las paradas del trayecto y la hora de llegada/salida, y para cada parada los siguientes enlaces a los distintos sitios. Brutal. Y más brutal la exactitud de reloj suizo con la que se llega y sale de cada punto en la ruta del folleto. Cambio de tren en Attnang para dirigirme finalmente a Gmunden.

La estación a la que llego, la central, está bastante apartada del centro y del lago, valga la redundancia jaja. Así que no hago una llegada triunfal, ni experimento un "wow qué precioso el lago","sí que es como en las imágenes que he visto". Nada de eso. Llego con un sentido de la orientación anulado por el cansancio mental y a estas -casi las 18h- también físico. Camino sin saber hacia dónde voy y acabo yendo en la dirección contraria. Con las maletas, sudando, porque hace calor y sol. Encuentro finalmente un taxi y voy camino al hotel. Me ducho, dejo las maletas e intento aprovechar la horita de sol que queda para explorar la zona. Todo muy verde, se nota que estamos ya en primavera. Flores por todos lados, una explosión de colores. Supongo que de olores también, pero como mi sentido del olfato es tan limitado no puedo afirmarlo. Hago las primeras fotos, y -como ya me había pasado en Aberdeen- en ellas sale el cementerio de la ciudad. ¿Coincidencia?

Wednesday, April 23, 2014

Azúcar, sal, aceite y vinagre


Azúcar blanco, azúcar moreno, azúcar glacé, azúcar de caña, azúcar de remolacha, azúcar refinado...

Sal común, sal marina ,sal refinada, sal gorda, sal yodada...

Aceite de oliva, aceite de oliva virgen extra, aceite de orujo, aceite de girasol, aceite de palma, aceite para freír...

Vinagre balsámico, vinagre de manzana, vinagre de vino tinto, vinagre de vino blanco...

No sería más fácil llamarlos simplemente: azúcar, sal, aceite y vinagre? Vale, ya entiendo que se refieren a cosas distintas, pero a veces me resulta un tanto abrumador...lo confieso.

De todas formas los seres humanos -reconozcámoslo-, tenemos una tendencia inevitable a etiquetarlo todo.

Y no nos limitamos a clasificar y reclasificar artículos de limpieza, de cocina, ropa, y esas cosas cotidianas y con relativa poca importancia, no. Lo llevamos a todas las esferas habidas y por haber, en especial a las relaciones interpersonales (que de hecho ya por sí misma viene a ser una clasificación también!!)

Así, un amigo, no se resume a eso: a un amigo. ¡No! Hay que clasificarlo, claro que sí. Amigo de la infancia, amigo de toda la vida, amigo de confianza, sólo un amigo, algo más que un amigo, mucho más que un amigo, amigo con derecho a roce (que no sé si quiere decir que el resto no tienen ese derecho)...

Con las relaciones lo mismo. Hay relaciones serias, relaciones sin futuro, relaciones sin compromiso, relaciones a distancia, relaciones complicadas (que son como las de a distancia pero aún peor)...

Sería todo infinitamente más sencillo si un amigo fuera eso: un amigo. Sin más. Nuestra manía de clasificarlo todo es además inservible, porque como en especial las relaciones "interpersonales" van evolucionando -o involucionando muchas veces- y acabamos arrastrando la tira de definiciones y clasificaciones con cada metamorfosis que sufre la relación.

A ver si algún día nos dejamos de tonterías y aprendemos a querer sin tapujos y sin etiquetas. Que cada amigo es único y cada relación diferente. Que hay que vivir con un poco más de simplicidad y un poquito menos de análisis. Que si no nos perdemos la oportunidad de conocer a gente valiosa y de vivir momentos especiales, sólo porque hacerlo sería pasarlos a otro escalón de la lista de clasificaciones o como mínimo encontrarle una, y eso no por favor...

Otro día más...

Tuesday, April 8, 2014

Una vez más estás aquí...

Te conocí hace poco menos de una década. Hasta entonces sólo eras para mí una de aquellas cuatro partes, un trocito de un dibujo repetitivo que cada año en cada escuela en cada clase con cualquier pretexto pretendía describirte. A ti y a los otros 3.
La pintura y yo nunca hemos hecho muy buenas migas. Se me da fatal, con total sinceridad. Quizás por eso hablo hasta por los codos...por aquello de que una imagen vale más que mil palabras y a falta de imágenes... :) Recuerdo cuántas veces sufrí frente a una hoja de papel en blanco intentando representar las cuatro estaciones del año. Vivir en un país donde prácticamente sólo se tiene una tampoco ayudaba a incentivar mi ya escasa, más bien nula, creatividad infantil. Y es que cómo representar lo desconocido. La nieve, el frío, las hojas secas... El verano era muy fácil: un sol enorme -con gafas de sol claro- y una playa -con arena de verdad pegada en el papel- de aguas cristalinas y peces multicolores. Mi madre me preparaba pegamento hecho con harina porque no había otro, qué tiempos. Se extendía aquella mezcla pegajosa sobre el papel y encima se espolvoreaba la arena. Y ahí comenzaba la agonía con el resto. El otoño con sus hojas marrones y amarillosas.... esparcidas por el aire y por el suelo. El invierno con copos de nieve, que nunca pensé que podría algún día ver caer con mis propios ojos. Y la primavera con sus flores, sus colores y sus olores. La primavera también era fácil: un arcoiris, flores de todos los colores habidos y por haber, alegría.
No fue hasta que llegué a Barcelona que entendí eso de las cuatro estaciones del año. Y fue una experiencia increíble eso de poder distinguir los cambios de colores en las hojas de los árboles, aquello que durante toda mi niñez fue sólo teoría y de la muy abstracta.
Y ahora que vivo en Austria, donde también nieva, ya es indescriptible. Vivir las cuatro estaciones con toda su intensidad y sus matices tiene su qué. Me llamarán loca todos aquellos alemanes y austríacos que dicen que estarían encantados con un clima de 25 grados todo el año bañándose en la playa sin importar el mes, pero a mí no me engañan, que yo sé la carita de alegría que se les pone cuando caen 4 copos de nieve y se inaugura la temporada de esquí y también la de frustración cuando se acerca Navidad y toca celebrarla una vez más "en verde".  Pero sin dudas la llegada de la primavera es un acontecimiento. Y como buenos austríacos, cuando comienza la primavera, comienza -y se nota-. Hace un par de días ya sacó el Sr. Kölblinger -mi casero- todas sus plantas al patio. Me pilló por sorpresa al llegar del trabajo. Este año "no ha habido invierno", como dicen todos. Y toca guardar las palas para la nieve sin haberlas usado ni un sólo día. Nevó como mucho 3 días en Gmunden, y eso "no es normal". Es lo que tiene eso del cambio climático.

Pues nada, sólo que sepas que dentro de poco tendré ya nuevamente mis flores en el balcón...tú siéntete como en casa, y disfruta tanto como nosotros lo haremos de ti :)




Monday, March 31, 2014

Llegó la hora de ...


Pintar huevos de Pascua!!! Cuando Maitane me invitó tuve mis reservas, entre que nunca lo había hecho y que pintar no es lo mío no sabía yo si era una buena idea la verdad. Pero cómo negarme si me chantajeó con pastel y colacao?? jajaja Fue mucho más divertido de lo que pensaba y al final hasta descubrí que tengo escondido por algún sitio algo de creatividad con el pincel. A la derecha veis mi obra estrella de la tarde. ¿Al menos me quedó divertido no?

Tuesday, June 4, 2013

Reflexiones desde este cachito de Austria que es ahora mi nuevo hogar

Cuando crees que ya has navegado lo suficiente mar adentro y crees que esa tierra firme es ya para siempre la tuya, vuelves a divisar vagamente una tierra lejana. Miras al horizonte y te preguntas qué te espera. Piensas: ¿por qué no? ¿y por qué sí?. Decides no pensar. Y no lo piensas. Levantas el ancla, te echas la mochila al hombro y comienzas una nueva travesía.


Como los marineros, dejas todo atrás, como si no recordaras lo difícil que fue construir todo lo que has logrado en esa tierra, como si se te hubiese olvidado lo que duele zarpar y navegar otra vez a la deriva, sin rumbo fijo y sin nadie que te espere en ese nuevo puerto. Te dejas llevar por esa vieja brújula que siempre te ha guiado y que hasta ahora nunca te ha fallado. Pero sabes que el camino no será fácil. Sabes que te esperan muchos obstáculos, muchos remolinos, trombas, tormentas, días de lluvia incesante, días de desesperación, de angustia, de miedos, de soledad... muchos días. Pero también sabes que eres fuerte, mucho. Sabes que puedes, que a pesar de los duros momentos que te esperan también habrá días de sol, nuevos amigos por conocer, nuevos momentos por compartir, nuevos rincones por explorar, nuevas historias por contar, nuevas experiencias por descubrir, una nueva vida, un nuevo hogar (eine neue Heimat)

¿Has sido siempre un poco nómada no? Realmente no. ¿Pero en qué momento comenzaste a serlo? Es díficil recordarlo... Todos creen que porque has dicho ya muchos adiós en tu relativamente corta existencia, ya no duelen tanto. ¡Qué equivocados! Si supieran que cada adiós duele aún más. Que cada adiós deja una herida, una marca imborrable, un vacío... Cada adiós te hace diferente, te transforma, te transporta hacia un ser que a veces ni tú misma conoces... Sería más fácil si viajaras con tu coraza anti-tormentas no? Pero pesa demasiado para llevarla siempre contigo. Ni recuerdas dónde fue que la viste o usaste la última vez. La dejaste tirada en algún puerto que tu bitácora no registró. Te diste cuenta que llevar la coraza no te protege de los días grises, que solo te impide recibir el calor de quienes se atreven a quererte. Que de nada sirve llevarla si dentro se esconde un corazón vulnerable. Que te puedes resguardar en el camarote durante las tormentas, pero si te quedas ahí dentro siempre también te pierdes el sol, las gaviotas, el cielo, el mar, la lluvia, las estrellas, el viento, el susurro de otros marineros que viajan en otras direcciones, con otros rumbos, tan inciertos como el tuyo, pero que a veces se cruzan en tu camino y te regalan su compañía. Viajan a tu lado a veces durante días, meses, años, otras veces durante horas o minutos, incluso segundos. No importa demasiado. A veces un segundo, el tiempo que dura una mirada o una sonrisa, te marcan para siempre. A veces una hora es suficiente para alegrarte el resto del día. A veces un mes representa mucho más que 30 días. En el mar el tiempo se mide con otras reglas. A veces vives en una noche los momentos más maravillosos de toda tu existencia, porque en ese instante te olvidas de que es solo eso: una minúscula partícula de los años y años y años que te esperan por delante.

A veces algunos marineros deciden seguir tu rumbo, por un tiempo. A veces tú decides seguir el suyo, pasa más frecuentemente. Hasta que un día tú, o el marinero, o ambos pierden la noción de lo que buscan. Como si la física y todo el magnetismo terrestre colapsaran. De repente las dos brújulas apuntan a nortes magnéticos diferentes, ¿hay más de uno? Se ve que depende de la zona para la cual tu brújula haya sido calibrada. ¿Y qué más da si sabes que lo de la brújula es una más de tus excusas tontas, como tantas otras? Simplemente te das cuenta de que en realidad siempre habías ido en el sentido erróneo. Que buscas en realidad el extremo totalmente opuesto al que siempre soñaste, y es que las brújulas -en mar adentro- son a veces un poco inestables y sinceramente: no sirven de mucho. 

Que tengas buen viaje. Que no te falten días de sol en tu camino porque a ellos te aferrarás en los días de tormenta. Pero no las temas. Las tormentas sólo están en tu camino para que no olvides quién eres y qué buscas. Para que no olvides que no será fácil pero que aún así debes seguir. Sigue adelante. ¡Vamos! ¿¡Qué esperas!? Sabes que no necesitas ni corazas ni camarotes. Que esa falsa seguridad tiene un precio y que por más que parezca tentador, es una trampa. No importa si te pierdes, si vas a la deriva, o si naufragas. Lo que importa es que sigas adelante. Sigue...

Wednesday, January 18, 2012

Un añito ya...

El tiempo se va volando, y este último año no ha sido la excepción. Parece mentira que haga ya 12 meses que nos dejaste. Algunos aún no nos acostumbramos a la idea ;( , aunque preferimos no mencionarte...como si eso cambiara en algo las cosas.

Incluso Ale te recuerda, y eso que por ese entonces tenía apenas 2 añitos. Quizás por eso tu ausencia le resultó más natural. O quizás porque él encontró una manera curiosa y más benigna para explicarla. Es lo que tiene ser niños.

El otro día pasamos cerca del anterior piso (el último que tú conociste) y Ale quería como loco bajarse del coche para ir hasta allí. "¡Vamos al piso viejo! ¡Vamos al piso viejo!" Le expliqué que no podíamos porque no teníamos ya las llaves, y ante tanta insistencia le pregunté por qué quería ir a allí. Su respuesta: "Para ver a Robin tieta". Sus palabras se me quedaron clavada desde entonces. Diez días después de tu muerte pudimos finalmente comprar el nuevo piso. Después de tanto papeleo, nervios y burocracia. Todo llega. Por ironías del destino nunca llegaste a estar en el balcón, que tanto deseábamos para que tú te sientieras más libre. Los días escasos entre ambos sucesos fueron las circunstancias perfectas para que Ale pensara que tú simplemente te habías quedado en el otro piso viviendo. Qué cosas tienen los niños ¡no! Darnos cuenta después de un año de cómo él pensaba que había pasado todo me heló el cuerpo, me sacó las lágrimas, pero también me devolvió un poco de paz. Por un momento te imaginé allí, en tu rincón del cuarto de mami. De donde en tus últimos meses no querías moverte para nada. Te imaginé comiendo en tu plato verde, o bebiendo agua, o ladrándonos cuando estábamos en la mesa exigiéndonos algún trocito de gloria que los veterinarios os suelen prohibir. Te recordé ladrando incontrolablemente, caminando con tus paticas torcidas, te recordé lleno de vida. En ese instante quise creer, como Ale, que tú no habías marchado para siempre, sino que simplemente ya no estabas junto a nosotros. ¿O acaso no es casi lo mismo? Prefiero recordarte así, prefiero borrar otros recuerdos que me hacen menos feliz. Prefiero pensar que vives a unas calles de nuestro nuevo piso, y que aunque no tenga llaves para entrar a verte siempre puedo pasarme por allí si necesito sentirte más cerca.

Te extraño y mami te extraña mucho más. Sólo quiero que sepas que no te olvidamos.